Nombre: norman
Ubicación: Belgrano, Argentina

lunes, febrero 28

Me está pidiendo a gritos que lo mire, yo no se si lo estoy viendo. Parece que estuviera saltando, o jugando, realmente no lo noto. Hace un rato que estoy sentando en la silla, de frente a la ventana. Una ventana que nadie puede notar pero tiene una reja, una manta transparente y algo mas que me separa de él. El vidrio parece no ser vidrio, parece tener un blindaje especial; es que también, desde hace unas horas intento romperlo, para traspasar ese rectángulo y tomar un poco de aire, para que me consideren un trasgresor.. o simplemente para romperlo y sentir los pedazos de vidrio en mis manos y ver como la sangre cae junto a la desaparición de los ruidos de su rotura... aunque el eco sigue estando, no para de molestarme.
Me hace señas, me intenta distraer. Siempre alguien hace lo mismo, pero no entiendo porque nadie lo logra del todo. A veces, sé que piensan en que estaré pensando yo, o que veré que me haga quedar en esa posición, quieto , casi sin parpadear, con los ojos tan llorosos como alegres. Podría responder, pero nadie me va a creer. Yo ya no miro a través de la ventana, yo me miro en ella, miro su reflejo, o mejor dicho, veo mi reflejo. Veo la deformidad de mi cara, sus cortes. Veo sus cicatrices que siguen sin curar, sus marcas de alguna cirugía mal hecha. Veo mi rostro desgastado por los años de quedarme acá adentro (no paso mas de medio año y pero parecen años).
Quisiera cerrar los ojos y no verme mas, pero si no me miro, no me arreglo, no me maquillo, ¿quién me va a ver? No quiero que me vean así los que dicen conocerme pero no saben quien soy. No quiero que me vean así, solo porque voy a quedar en su lado del cerebro donde se junta la lastima, en sus recuerdos que los torturan a la noche y no pueden borrar.
Por algo lo digo. Yo siento como en los sueños se juntan mis dos caras, mis dos cuerpos. El de ayer, y el de hoy. El de ayer, el de después de saber saborear algunos brazos a mi alrededor.. y el de hoy, el que después del accidente necesito un par de cirugías, algún que otro implante, y alguna quemadura que no se pudo borrar.
Sigo enfrente de la ventana. Sigo sin poder ver mas allá, sigo en mi mundo de imaginarme si todavía la gente me puede reconocer, si mis compañeros de trabajo son capaces de reconocerme, o si mi hijo puede volver a decirme papá, sin temor.
Me quedo pensando si algún día me va a volver a abrazar en frente de sus amigos, o en frente de su novia. Me pregunto si se va a animar a sacarse alguna foto, junto a mi... supongo que no. De esta forma no.. sin maquillaje no.
Hoy tengo horas de visitas, viene mi esposa con mis otros hijos. Toca la puerta la enfermera, y me dice que ya esta todo listo. Le digo si me puede alcanzar, porque hoy mis brazos no responden, y no pueden mover la silla. Ella me empuja, caminamos por un pasillo.. ja, caminamos. Camina por un pasillo, yo sentando, ella me lleva. Entro a un cuarto, y me empieza a poner cosas en la cara. Pone una sustancia nueva que hace que la cara tenga mas volumen y tome un color mas oscuro. Me pone unas cremas que me tapen las cicatrices y me da una pastilla para no desesperarme.
Me dice que ya esta. Y me lleva hasta donde esta mi familia. Ahí están, al grande parece que se le fue la vergüenza, ya se anima a hablar. El de 7 se larga a llorar, y yo no puedo evitarlo. Mi esposa llora, todos lloran. Le pido a ella que me de a la nena. Tiene menos de dos años, ya dice mama, dice papá. A mi nunca me lo dijo, solo me contaron que ella dice papá porque me extraña.. Ella ya no me reconoce.. o eso es lo que yo pensaba. Mamá la suelta, la veo caminar. Mis lagrimas vuelven a caer con una sonrisa en mi cara, y empezamos a reír. Ella viene a mí. Ella se choca contra mis pies, y me dice papá.

|