Nombre: norman
Ubicación: Belgrano, Argentina

martes, marzo 8

el otro dia

Abro la puerta de casa y empiezo a buscarte. Dejo la mochila en la mesa y comienzo a llamarte.
Supongo que estas todavía dormida, no me arriesgo en preocuparme.
Voy al cuarto, sin causar mucho ruido. Temo que la puerta esté cerrada, por lo cual, abrirla me podrá causar molestias, es que podría despertarte.
Me sorprendo, no estas en la cama. Me empiezo a preocupar y a desesperar. Busco en la cocina, en las demás habitaciones... será que fui tan tonto y no me di cuenta que salía luz del baño. Me acerqué y comencé a hablar. Como el ruido del agua era mas fuerte que mi voz, me decidí a entrar. Conozco tu persona más que a nadie, cada parte de tu piel, la estructura de tus huesos. Podría dibujarte con los ojos vendados hasta te reconocería si tuvieras tres hermanas gemelas. Pero eso no influyó, y entré con vergüenza mirando el suelo, nombrando tu nombre... Comienza a aparecer una pequeña sonrisa en mi cara; veo tu ropa en el piso; tu pantalón, tu remera y tu ropa interior.
El agua caliente nubla mi vista, el vapor se escapa por la cortina; me acerco a ella y espío a ver si estas detrás de ella. Otra vez vuelve mi preocupación, corro toda la cortina (por suerte no apareces acostada, era lo que mas temía, que negaba imaginar). Me doy vuelta y reviso el baño, busco en cada rincón; estoy a punto de gritar... pero algo.. algo detiene el grito, algo que me hace levantar la vista y ver la puerta.
El agua caía de tu cuerpo, las gotas apreciaban tu cuerpo. Desnuda te vi muchas veces, pero hoy la belleza de tu cuerpo era única.
Tu pelo mojado, lacio, sin señales de tu pasado. Tus ojos fijados en mi, sabiendo que esta es tu mejor jugada. Una leve risa se dibuja en tu cara.. no podía moverme, quería decirte lo linda que te veías. Me quería acercar para atraparte en la toalla, secarte y sentirte mas mía que nunca.. o aunque sea acercarme y pedirte que te seques que te podías enfermar y eso no era bueno para tu cuerpo... pero no, no hice nada, no podía moverme. Es que apuesto una isla en el mediterráneo que hasta el mas odioso ser no se movería si te veía en esa situación. Los mismos que ayer te pegaban hoy estarían lastimándose por ni ser la mitad de lo que eras vos en ese momento; hasta los hombres fuertes, que nunca lloran, podrían llorar por varios días si te veían desnuda; el más sensible se caería de rodillas llorando por no tenerte cerca suyo; el pintor se acordaría de esa imagen para retratarte una y mil veces; el fotógrafo no podría pedirte que te quedes quieta para sacarte varias fotos, es que se quedaría mudo y ni una sola foto podría sacarte.... O solo yo podría recordar que nunca te viste tan linda como en ese instante, que en ese momento tu belleza intentaba abrir mi corazón.
Por algo que no sé, mis ojos brillaban en esa oscuridad del baño, estabas en medio del teatro, todas las luces te iluminaban, la gente te aplaudiría de pie por tan bello espectáculo.
Cada paso que dabas, mi corazón latía con mas intensidad, sentía como me ahogaba, me sentí solamente una pequeña partícula al lado tuyo.
Me robaste un beso y comenzaste a jugar con los botones. No hacia ni falta que me toques, podía estallar en los segundos restantes, es que verte así afectaba todo mi cuerpo, mis movimientos, mis sentimientos, cualquier hormona.
Por fin pude levantar las manos y recorrer tu cuerpo. No había parte seca, no había parte que no parezca nueva.
Mi cuerpo desnudo al lado del tuyo, no era mucho. No era comparable, nadie lo miraría.
Bajo el agua, detrás de la cortina el vapor que salía, en realidad, era propiedad de nuestras almas; apropiadas del cuerpo, ayudados con el corazón.

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