Nombre: norman
Ubicación: Belgrano, Argentina

martes, abril 12

Ahora me doy cuenta donde estoy, a donde me dirigí en este tiempo. Ahora entiendo donde están mis pies parados o mi cuerpo sentado.

Atrás mío todos corren, todos juegan. Ellos ríen, siguen derecho, no miran al costado. Y si giraran su cabeza noventa grados, me verían. Pero todos corren, muy pocos paran; y, sí paran, es para atarse los cordones por temor a tropezarse.

Muchos de ellos caen, pisan una piedra. La mayoría grita, pide ayuda, es que están en la maratón donde no pueden parar, donde no deben parar. Los ayudan de inmediato, se les escapa un gracias y vuelven a correr. La minoría, la que no grita, la que no pide ayuda, es la que en voz baja reza y pide una mano. Los que llegan a verlos, se ríen, no se mueven, es que piensan que al callarse no necesitan ayuda.. y ahí algo me hace volver atrás, algo me hace parar, tapar mi cara y extender el brazo. A veces lo agarran, a veces no lo hago yo solo. A veces dicen gracias, y yo respondo que no tienen porque decirlo. A veces se quedan callados y vuelven a su carrera.. muy pocas veces, me preguntan a donde voy, o porque estoy ahí, sin moverme. Muy pocas veces, me preguntan si necesito algo, o porque les pude dar mi mano.
Nada. No respondo. Me quedo callado. Vuelvo a mi lugar, a un lugar donde llegue hace unos años, de donde no me puedo escapar.

Vuelvo a mi ritual, en los auriculares suena una canción. Una canción que me hace tranquilizar, y no me hace llorar. Me hace tener las lagrimas a punto de caer, pero no me deja derramar. Una canción que tiene una letra que cambia, cada año, cada mes, día o hora. Una canción que me deja dormir en paz, y otras veces me da ganas de pararme. Una canción, que escucho de sus voces, los de atrás, los que corren, decir que es un réquiem. Y si, lo es. Lo es, para los pájaros que vuelvan encima de mi, o las flores que se marchitaron a mi al rededor. Lo es, para aquella flor que esta clavada en el lado izquierdo de mi pecho, ahí, en el corazón.

Una flor, que cambia de color, que no puedo arrancar. Y cuantas veces escuche decir que es tan feo sentir la necesidad de querer crear una canción nueva, que me haga olvidar de la vieja, o comprar unas huellas digitales para olvidarme de lo que alguna vez pude tocar. Y si puede ser feo, pero no por tal emoción, no intentarlo.
Con la mano derecha intente clavar otra flor. En este momento no recuerdo los nombres, pero se que siempre que miraba para abajo, sí había dos flores, la mas vieja era la mas bella. Era la que quedaba en su lugar, la que no se marchitaba.


Cuando me quiero parar, me mareo. Ahora entiendo porque en mis sueños, cuando subía aquellas escaleras me mareaba, o cuando corría vomitaba. Ahora entiendo porque me asustaba el amontonamiento, porque no me gustaba la gente.
Puedo estar acostado, sentando o arrodillado. Si me paro, empiezo a temblar. Es que mirar para adelante me da vértigo.
Y como no darme vértigo, si no se donde esta el suelo en aquel agujero, que parece abismo, pero es futuro. Y como no temblar, si acá, hace cada vez mas frío, y mi piel se ve tan blanca... pero esa flor. Aquella flor clavada a la izquierda del pecho, sigue tan brillante como siempre, cambia de color, pero tiene el mismo olor. Y es tu olor, el que supo traerme pesadillas en las noches, cuando deseaba alejarme y no podía hacerlo. El mismo olor, que hoy duerme en mi almohada, que no se donde está.. pero acá, conmigo, no está más.

Doy vuelta la cabeza, y siguen trotando, corriendo. ¿ A donde es que van? ¿Por que nadie paro y se quiso sentar?.
A lo mejor quisieron hablarme, y mis endorfinas no me dejaban escucharlos. A lo mejor quisieron hablarme, y mis oídos no podían escucharlos.. es que esa música.. esa música nada. Es tan bella.

Acá, no tengo a nadie a quien contárselo. A veces hablo con la flor, con la canción. A veces no sigo la letra, y canto lo que quiero gritar.

Hay noches donde te veo, ahí, corriendo, con todos. Tus ojos no me ven. Tus ojos buscan a alguien, a alguien que no soy yo. Si intento pararme, tengo que sentarme. Aunque me anime, no puedo hacerlo. Porque mis piernas ya no tienen ayuda de mis brazos, que se niegan a apoyarse en aquella tierra, que se niegan a ayudarme, pero si a ayudar a otros. Mis piernas no pueden solas. Pero ahora estoy comiendo poco, ya no me alimento de los insectos que crecen a mi al rededor, ya no me alimento de las flores marchitas o del agua de la tormenta. No me alimento, dentro de poco, mi peso va a ser mas bajo que el de hoy, y voy a poder levantarme, sin ayuda de los brazos, solo con las plantas de mis pies.

Pero, como dice la canción que estuve cantando hace unos meses atrás: tantas interrogaciones se adueñan de mis bolsillos. Meto la mano, y saco alguna:¿ qué habrá allá abajo?.
Esa ya la pensé mucho, mejor sacar otra: ¿ Cómo reaccionarías si el extraño que se esconde detrás de mis ojos, te pregunta si queres saltar con él?.
.. uh. Esa es nueva. Podría pensarla ahora, pero mejor pararme y preguntarte.

Pero me paro, y se caen todas de mis bolsillos. Y me inundan las preguntas, y mi cabeza se siente estallar, mis ojos no pueden dejar de leerlas, mis oídos se van a desbordar. Mis manos no pueden juntarlas todas. Si me vieran, es cómico. Cuando tengo guardadas algunas, y meto las otras, se vuelven a caer, se empiezan a resbalar. Cómico.. trágico. Comedia, teatro. Soy un actor, mirame. Mira como me desespero. Mira como de mi depresión pase a la desesperación. La desesperación que hace cambiar a la gente, a la que nadie se puede acostumbrar. Pero es cómico, sí. Es que ya me acostumbre, pero mi cuerpo no. Y mi cabeza, mis ojos, mis oídos, piden un poco de paz, extrañan aquel silencio aliviador, perturbador o solitario.


Pase unos días guardando las preguntas en mis bolsillos.
Ahora me acuerdo de tres, tres que estaban juntas. Una que ya había leído:¿ ¿ Como reaccionarías si el extraño que se esconde detrás de mis ojos, te pregunta si queres saltar con él?.
Pero, antes. Antes no me había dado cuenta que atrás había una mas, y a su lado otra.

¿Alguien levitara mi alma del suelo, aunque yo me niegue?
¿Alguien, se va a arriesgar en sentarse a mi lado, sabiendo que se puede caer, sabiendo que es probable que pierda?



Las baterías no se acaban mas, y la música sigue sonando en mis oídos. La flor sigue sin marchitarse, y las flores a mi al rededor siguen muriendo.
Los pájaros siguen volando, ellos siguen corriendo.

Sigue todo normal, no hay nada para preocuparse.

|